Cuando llegamos por primera vez a Villa Sabina, nos encontramos con una propiedad dominada por muros de piedra y extensiones de hormigón. A pesar de su solidez, no había ni un solo espacio destinado a la vegetación. Nuestra misión era clara: darle vida a este entorno y a la vez, garantizar la privacidad de los vecinos.

Diseñamos e instalamos jardineras en puntos estratégicos de la propiedad, transformando lo que antes era una aburrida solera de hormigón en espacios llenos de vida. Ahora, esas jardineras no solo aportan color y frescura con flores y matas, sino que también crean un rincón verde de encanto, que convierte el jardín en un lugar acogedor y único.

Entre la piscina y la casa vecina, plantamos una selección de plantas tropicales, formando un hermoso muro verde que ofrece privacidad sin sacrificar el estilo ni la funcionalidad. También añadimos plantas de bajo porte en áreas más pequeñas, aprovechando al máximo cada espacio disponible.

• • Césped y áreas verdes
  • Terrazas y espacio relajación
  • Iluminación exterior
  • Senderos y caminos